Inscriptions were one of the trademarks of Romanization. Used as a real mass media, they covered almost all facets of Roman public and private life. Following common patterns, however, this habit of engraving inscriptions, the so-called “epigraphic habit”, took shape in different manifestations in each region, in each province, configuring diverse and attractive epigraphic cultures. This volume, the result of a Creative Europe project coordinated by the University of Navarra and with the participation of the University of Coimbra, the one at Bordeaux and La Sapienza in Roma and, also, of the Museo Nazionale Romano and different research centers in Portugal, France, Spain and Italy, reviews not only the functions of some of these inscriptions with new approaches to well-known repertoires but also the new tools that -from the rise of the Internet to the use of digital photogrammetry, from digital epigraphy to 3d epigraphy- are being implemented for their study, their understanding and, above all, the social dissemination of their values, builders, in large part, of European identity.
CRÓNICA DE UN CANIBALSinópsisCrónica de un Caníbal es una historia de amor, de dolor y de perseverancia. Es la historia de Sebastián Mogollón, un muchacho pobre que se enamora de Beatriz una muchacha rica de ciudad Panamá. El inicio de la novela tiene lugar en ciudad Panamá, a finales de la década del los ochenta, durante el gobierno de Manuel Antonio Noriega. Luego los personajes emigran a la ciudad de Nueva york, y la novela se desarrolla en las zonas marginadas de Brooklyn y el bajo Manhattan. Es diciembre del 1989, y además de todas las barreras sociales que se interponen en los planes de Sebastián para conquistar al amor de su vida, parece que el destino conspira también contra él. Sebastián, desesperado por ganarse el cariño de Beatriz, recuerda un embrujo de amor que le había enseñado un amigo. Se ilusiona pensando que sin dudas Beatriz se rendiría ante ese sortilegio. Para su sorpresa, ella se escapa con otro de sus pretendientes a los Estados Unidos. Sebastián cae en una depresión tal, que sólo desea morirse o dormir toda una vida; no se suicida porque le falta la energía suficiente para levantarse de la cama y matarse. Rehúsa escuchar los consejos de sus padres y su hermana, y solo encuentra algún alivio a su desventura tocando la guitarra y escuchando canciones de boleros. Cuando pensaba que dentro de él no quedaba más espacio para más sufrimiento, su familia perece durante la invasión de Estados Unidos a Panamá de 1989. Sin Beatriz, y sin su familia, Sebastián pierde aun más la falta de interés por la vida. Su amigo César Ramirez le recuerda que siempre hay razón para seguir viviendo, que solo se ha perdido una batalla, pero no la guerra, y lo convence para que emigre a Los Estados Unidos. Los dos atraviesan la frontera Méjico-Estados Unidos y llegan a Williamsburg, New York, un sector plagado drogas, prostitución y violencia. Sebastián había escuchado sobre los pesares que sufren los emigrantes en Nueva York, pero nunca pensó vivirlos en carne propia. Aprender un nuevo idioma, adaptarse a nueva cultura, sobrevivir al peligro de las calles del Williamsburg, y a los inviernos de Nueva York, sin embargo no lo desanimaron a seguir buscando el tesoro que escondía los muros de esa gran ciudad. Con la paciencia de quien busca una aguja en un pajar y está dispuesto a remover cada hoja de heno hasta encontrarla, o como el cazador furtivo que en medio del bosque arma una trampa y se sienta a esperar, así Sebastián espera que el efecto de ese embrujo de amor haga su efecto en Beatriz. El tema de la novela tiene cierta similitud con El Amor en los Tiempos del Cólera de Gabriel García Márquez. Es la historia del músico pobre que se enamora de la muchacha rica. Sebastián Mogollón, al igual que Florentino Ariza, en El Amor en los Tiempos del Cólera, se enferma gravemente de amor y ambos se refugian en la música para consolarse. La perseverancia, y un amor que prevalece a través de los años es el tema principal de ambas novelas. Pero a diferencia de Florentino Ariza, Sebastián no pretende hacerse rico y famoso para poder conquistar a Beatriz. Él se conforma con mucho menos: le es suficiente con ser un mesero de un restauran, y ver a través del cristal a la gente pasar, y soñar con algún día ver a Beatriz pasar frente a él.
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